Junio es un buen mes para visitar exposiciones fotográficas en Sevilla. Desde hace un par de años se organiza SEVILLAFOTO, en donde, ademas de las muestras, incluye mesas redondas, conferencias, proyecciones y talleres en torno al hecho fotográfico.
Dos exposiciones me han llamado poderosamente la atención, y las dos están ubicadas en el mismo lugar: El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. La primera es una increíble muestra colectiva sobre el mundo del flamenco titulada "Prohibido el cante". En ella hay imágenes desde 1860 (Cianotipias, Papel carbon, Calotipos...) hasta nuestros días, y en donde participan grandes maestros de la fotografía: Cartier Bresson, Ortiz de Echague, Robert Capa, Miguel Río Branco... Perfectamente comisariada, la acompaña un excelente catálogo y una sobria y perfecta distribución de las imágenes.
La segunda exposición es la del fotógrafo español Miguel Trillo. Maratoniano trabajo: Más de 20 años fotografiando diferentes tribus urbanas (Punkies, Mods, Raperos...) y creando un documento social que con el paso del tiempo se revalorizará aún más. Esta exposición me hizo reflexionar sobre "la prisa" de determinados fotógrafos.
Ultimamente parece ser que el simple hecho de que un fotógrafo, que en dos semanas hace un viaje vacacional y preferiblemente a un país lejano, las imágenes que realice son ya motivo suficiente para su exposición y publicación. Solamente cuando un trabajo se considere trabajado, terminado y cerrado, debería de mostrarse. Como dijo H.C.B. "Hace falta mucha leche para un poco de nata".