Ayer recibí una entrega inesperada en mi estudio por parte de una agencia de transportes: Un sobre rígido, de cartón.
Recorriendo con la mirada el envoltorio de punta a punta y de vuelta a vuelta no pude encontrar ninguna pista en el exterior de la procedencia del envío, tan solo una pegatina publicitaria de una librería Alemana. Al estilo de siempre, abrí el sobre impaciente destruyendo en un santiamén el práctico envoltorio. Mis ojos pestañearon a velocidad de vértigo ... de la chistera apareció Abelardo ....
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