lunes, 16 de julio de 2012

Mi colección (8)

 Aquí os presento una obra de José Hidalgo (PPH), la cual forma parte de mi colección fotográfica.

 La fotografía, en su aparente sencillez, desprende diversas lecturas. Quizás, en la primera de ellas, este bondadoso retrato nos guía en el pensamiento hacia la devoción religiosa.
 En una mirada atenta, mas allá de esta primera impresión, adivinamos, al igual que la iglesia, que esta aparente composición formal, tan sólo es una fachada. El autor utiliza elementos icónicos como excusa. Nos da claves de forma sutil, intentando que resolvamos la adivinanza. Ya lo dijo Diane Arbus: La fotografía es un secreto dentro de un secreto.

  José Hidalgo nos habla, susurrando, sin estridencias, de estados de ánimo: Soledad y esperanza.


  Con frecuencia nos asimos con fuerza a lo terrenal y también a lo divino. Necesitamos no estar solos, creer y entretenernos en algo, poseer y dar...  ¿Hay alguien mas allá?.  La vida es muy, muy corta y la soledad/esperanza es inherente en todo ser humano.

   La rasante y poca luz que ilumina a la modelo, la cual, orgullosa nos enseña la talla, destaca y convierte en metáfora sin necesidad de efectismo de "cuarto claro",  lo que le resta por vivir y es la clave que transforma una buena fotografía en una imagen excepcional.

  Todavía hay vida (la luz ilumina su rostro), pero se acercan las sombras: Los arboles, que amenazan con invadir y se dirigen directamente a la mujer, no tienen hojas. la Iglesia, descuidada y moribunda, nos hace imaginar, al tener la puerta abierta, una llamada insistente a que deje de posar  (!Ya está bien de fotos!!!) y que su sitio esta allí dentro, en el interior de la oscura cripta a modo de mausoleo. Las oscuras nubes presagian tormenta. Un banco para dos, sin nadie, resplandece lo justo para pensar en la ausencia, quizás de un ser amado... Todavía queda espacio aún para la bondad y el ofrecimiento en esa amable sonrisa. La sencilla bata, perfectamente colocada, nos habla de encuentro casual entre fotógrafo y modelo. A ella, le importa mucho mas que su apariencia física en la fotografía, la talla y lo que esta representa. Orgullosa y con la tensión reflejada en sus manos se agarra con fuerza a quizás, la única razón que da sentido a su vida. José Hidalgo lo sabe y sitúa a esta justo al centro y abajo dándole importancia y provocando solidez sin obstruir ese camino lleno de hojas que conduce la mirada desde el primer plano al interior del templo.

  Significantes y significados. La buena fotografía no es superficial. La buena fotografía no muestra, sugiere.

1 comentario:

juan zamora dijo...

me ha gustado mucho el tratamiento en blanco y negro conseguido